Semana Política: una vez más, todos miran al dólar
Tal vez septiembre haya sido el peor de los meses para el gobierno y, ésta, la peor de las semanas.
El presidente intenta cambiar la agenda e imponer una propia. La realidad no se lo permite.
Recorrió la provincia de Buenos Aires, mientras, el dólar ascendía y se escapaba de cualquier variable imaginada por las autoridades.
Un economista expresaba: “Otra vez se apretó el botón rojo equivocado con el dólar” y explicaba que el presidente terminó finalmente apretando el botón rojo y cerró casi al extremo la venta de dólares implantando un supercepo, más severo aún que el que regía en el final del gobierno de Cristina Kirchner en 2015.
En lugar de invitar a la inversión privada aprovechando el cierre exitoso del canje de la deuda y la relación retomada con el FMI, se eligió el camino exactamente inverso”, finalizó.
Desde la oposición fueron menos protocolares: Para criticar las recientes medidas económicas y el endurecimiento del cepo, la extitular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, utilizó un exabrupto para dirigirse a la figura presidencial: “Deje de mentir, hombre inútil”.
No hubo respuesta. Alberto Fernández dijo que en el país “los dólares hacen falta para producir, no para guardar” y planteó la necesidad de que esa moneda “deje de ser un mecanismo de especulación y una variable para que algunos acumulen” enfatizando que el Gobierno apunta a una “Argentina del futuro que promueve la educación, la ciencia y la tecnología”.
Una vez más, los mercados no escucharon a la política.
Insistió con su propia agenda y en San Juan habló con el gobernador Uñac sobre la situación vitivinícola, luego y a través de videoconferencia conversó con el mandatario del Chaco, Jorge Capitanich, anunciando inversiones textiles para la provincia.
En paralelo el ministro de Economía, Martín Guzmán, anunció medidas en materia cambiaria explicando que apuntan a encarar el problema de “manera integral” mientras que sostuvo que el primer objetivo es “dejar de perder reservas” para avanzar en un proceso de acumulación que permita a la Argentina transitar “hacia otro esquema de regulación de la cuenta de capital”.
En definitiva Guzmán explicó que el Banco Central había decidido que la gente compre menos “dólar ahorro”, manteniendo un máximo de 200 por persona, pero encareciéndolo aproximadamente un 35%.
El que pueda continuará comprando dólares. En el argentino ya hay una cultura acerca de ello, no cree en la moneda nacional por sus eternas devaluaciones.
El Costo de Vida aumentó 2,7 % durante agosto, impulsado por los alimentos. Así lo informó el Instituto Nacional de Estadística y Censos, organismo quien precisó que la inflación acumulada de los primeros ocho meses del año es de 18,9%.
El gobierno no muestra un plan económico. Es más, el presidente Fernández dijo, hace tiempo en una entrevista periodística, que no cree “en ese tipo de planes”.
Por goteo, grandes empresas comienzan a salir de la Argentina: primero fue Latam, ahora Falabella, Sodimac y Glovo. Starbucks y Burger King debieron negar su partida del país ya que había muchas versiones que las mostraban yéndose.
Ocurre que Argentina se ha convertido en un territorio donde cada vez se pueden hacer menos negocios, a pesar que en lo que va del año los salarios cayeron el 7% y el año pasado el 9%. Pero también es cierto que hace un año el dólar costaba $40 y hoy cuesta casi $140.
De diciembre hasta ahora hay 19 mil empresas menos. Eso significa que se han perdido 300 mil trabajos registrados.
El sector del campo no está tranquilo, ni mucho menos. El presidente de Confederaciones Rurales Argentinas, Jorge Chemes confirmó que hay “muchísimas averiguaciones y muchas empresas agropecuarias que están mirando la posibilidad de conformar sociedades en Uruguay y trasladar toda su producción”. Es más, aseguró que también piensan en Paraguay, “sobre todo en el sector ganadero”. En cuanto a ello, comentó: “Están mirando a los países limítrofes cada vez con mayor interés porque la inseguridad y la incertidumbre que vivimos en este país hace que la inversión no avance”.
Encima la luna de miel entre las fuerzas políticas oficialistas y opositoras, sin lugar a dudas, ha finalizado. Ya no se hablan ni se escuchan. El único diálogo tiene que ver con el sanitario. La relación se deterioró. Tal vez el conflicto policial marcó el final definitivo entre la convivencia política y la grieta se profundizó a pleno.
El gobierno parece haber perdido la brújula. En estos días no reconoce errores propios, todo es culpa de la gestión Macri.
En materia de pandemia por el coronavirus todo es negativo: hay 12 mil infectados por día y 250 muertos diarios. Antes veíamos a Chile y nos asustaba. Ahora tenemos más muertos que nuestros compatriotas que están del otro lado de la cordillera.
El Gobierno ahora extendió la cuarentena hasta el 11 de octubre y con ello se superarán los 200 días de aislamiento. Hay números muy graves: en los primeros 100 días había 10 muertos diarios. En los segundos 100 había un centenar por día. Y los casos siguen en aumento.
Superamos los 600 mil casos de Covid, de los cuales 12 mil quinientos, fallecieron. Fracasamos: ingresamos en uno de los países peores en el manejo de la pandemia.
El ex presidente Eduardo Duhalde, cual si fuera un extraterrestre, presagiaba un golpe de estado y hablaba de elecciones presidenciales para el año que viene y no para el 2023 tal como está establecido. Todos coincidieron, hasta él mismo, que sus facultades mentales estaban alteradas.
Ahora, leyendo entrelíneas, tal vez Duhalde se estaba refiriendo, a que si la situación empeoraba y se tornaba insostenible, podría existir un corrimiento del presidente dejando a su vice al mando. Claro que su vice no es nada más, ni nada menos, que Cristina Fernández de Kirchner.
Por ahora, solo elucubraciones de un ex presidente tal vez afectado por cuestiones psíquicas.