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Semana Política: una Argentina, dos países

La Argentina, desde siempre, ha estado dividida. Salvo, en contados casos, la unión nunca se hizo presente.

Por cuestiones políticas, económicas, ideológicas, de idiosincrasia y hasta futbolísticas, permanentemente y a lo largo de nuestra historia, hubo dos argentinas.

El coronavirus tampoco pudo contra esto. La situación sanitaria de la nación, también está partida en dos.

La cuarentena, que comenzó allá por el 20 de marzo, se extenderá hasta el 7 de junio. Serán entonces, 80 días de padecimiento por el Covid-19 que enferma y mata por todo el planeta.

Pero como somos dos países una cuarentena será dura y la otra, mucho más flexible. Porque hay dos realidades opuestas: La duplicación de contagios en la ciudad de Buenos Aires y el conurbano es muchísimo mayor al del resto de las provincias, con alguna que otra excepción.

Son dos universos diferentes: restricciones importantes en los lugares de menor aislamiento y cuarentena light para el resto del territorio.

Insistimos: se trata de dos países que conviven, o al menos, eso intentan. En uno vive el 30% de los habitantes que son 14 millones de personas. En la mayor parte del territorio, los 30 millones restantes.

A mayor aislamiento, menor contagio.

El país viene subiendo la curva en casos de infectados que ya superaron los 600 por día. El pico se espera para mediados de junio. Imposible abrir la cuarentena en esta situación. Como dijo el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof “sería suicida”.

En un país casi congelado, la economía se desploma. Son muchos los que no venden nada, porque la cuarentena los mantiene en sus casas y, los que sí pueden trabajar, explican que “la caída de las ventas es terrible”. Hablan de más del 50%.

El Estado ayuda, subsidia, otorga créditos, congela tarifas y servicios, pero nada es suficiente.

Los mayores afectados son los que mantienen sus puertas cerradas, negocios y empresas con los trabajadores sin poder trabajar.

Es la Pandemia. El presidente Alberto Fernández explicó por estos días que la normalidad que conocimos ya no volverá: “Debemos adaptarnos a una nueva normalidad”, dijo.

Con los acreedores se sigue negociando y, por suerte el plazo que vencía el 22 de mayo se ha extendido, al menos, formalmente, por 10 días más.

La Argentina, aún, no caerá en default. Hay buena disposición de ambas partes, deudores y acreedores y muchos coinciden que a fines de julio se logrará un acuerdo.

No es poco, para los tiempos que nos toca vivir.

La oposición estuvo calma en estos días. La semana pasada se había movido bastante, pero parece que también se trata de una cuestión aritmética: en la medida que el virus nos da algún alivio, los políticos salen y dicen sus cosas. Pero ni bien la salud vuelve a complicarse, se llaman a silencio.

Sólo la ex ministra de Mauricio Macri explicó porque el ex presidente no aparece: “No habla porque no queremos que lo usen de punching ball. Vamos a esperar un poquito más, pero confíen, Mauricio está”.

Sin dudar, y con sonrisa incluida, Patricia Bullrich le respondía a una nostálgica mujer que pedía que Macri “saliera a defendernos de los ataques del kirchnerismo”.

El Jefe de Estado dedicó algo de su tiempo en visitar a “la otra Argentina”, la que no está demasiada afectada por el coronavirus. Fue entonces que viajó, por unas pocas horas, al norte del país a reunirse con los gobernadores de Santiago del Estero y de Tucumán.

“Visita de médico”, como suele decirse por estas tierras y un dicho oportuno para el momento que estamos viviendo. Algo de aislamiento para el presidente, tampoco le venía nada mal.

El jefe del Estado defendió su decisión de decretar el confinamiento obligatorio para frenar la expansión del coronavirus. “Nos preocupa el cuidado de la gente tanto como el desarrollo de la economía. No debemos dudar de lo que hemos hecho”, apuntó.

En esa línea, el mandatario destacó que la lucha contra el virus es “un trabajo social conjunto, magnífico, que hasta acá nos ha dado buenos resultados pero estamos lejos de haber terminado el problema, muy lejos y por eso tenemos que ir viendo cómo rehabilitamos el funcionamiento de la economía pero debemos hacerlo con cuidado”.

Fernández reafirmó que “se está ante un escenario desconocido” y dijo que “la normalidad que conocimos no existe más, va a haber otra normalidad, hasta que la vacuna aparezca y este mal momento se supere”.

En  ese sentido, defendió el aislamiento social y obligatorio y dijo que continuará con esa medida “privilegiando la vida de la gente y la salud”.

“Es eso lo que hemos hecho y es eso lo que vamos a seguir haciendo, no porque como algún tonto repite nos enamoramos de la cuarentena, vamos a seguir haciendo eso porque está visto que es lo que debemos hacer. Nos preocupa el cuidado de la gente tanto como la productividad y desarrollo de la economía argentina”, aseveró.

En ese camino, el Presidente remarcó que “no es lo mismo visitar una empresa con 1500 trabajadores contagiados o una empresa vacía porque nadie tuvo el cuidado de cuidar la salud de esa gente y dejar que se enferme”.

Hay una Argentina que abre bares, hoteles, restaurantes y gimnasios. Y otra, que cierra todo.

Esas dos Argentinas que hasta sanitariamente siguen siendo opuestas y ni siquiera el coronavirus pudo unir. Un país, siempre partido y, original: tendremos 80 días de cuarentena, la más larga del planeta.

Fuente: Territorio Político

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