La semana: unidad ante la crisis
El país comenzó una cuarentena “escalonada” e “intermitente”. Pero la pandemia no afloja.
Argentina superó los 6 mil contagios y trepó al sexto lugar de más casos diarios en el mundo.
La cantidad de infectados siguen subiendo y no sabemos aún si estamos cerca o lejos del tan anhelado “pico”.
El Gobierno sigue con preocupación el rápido ascenso de la curva de contagios de los últimos días. El ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, sostuvo que si los casos siguen en ascenso “casi con seguridad” deberá resolverse una nueva etapa de endurecimiento de la cuarentena luego de esta flexibilización de 15 días.
Cerca del presidente Alberto Fernández respondían que aún no veían razones para volver atrás dado que la letalidad se mantiene en un porcentaje muy bajo y el sistema de salud todavía tiene capacidad de respuesta.
“No estamos relajados, pero la situación se mantiene dentro de los márgenes esperados y en la comparación seguimos mucho mejor que la mayoría de los países de la región”, afirmaban.
Desde la casa de Gobierno señalaban: “Estamos preocupados. La gente está cansada se entiende. También es cierto que, en la medida que circulan más y se cuidan menos, tenemos más casos. Eso es lo que está pasando”.
Además, afirmaron que todas las medidas del gobierno nacional están apuntadas a que “haya menos gente que se enferme y menos gente que termine en cuidados intensivos”.
El ministro de Salud, Ginés González García, dijo que en esta instancia de la pandemia y de la cuarentena “la responsabilidad individual es fundamental” y que el aumento de casos, en gran medida, está asociado a “encuentros clandestinos” como “asados, juntadas o mateadas”.
El primer mandatario, Alberto Fernández, reclamó “estar más unidos que nunca” y reconoció: “Estamos viviendo una pandemia, yo sé que hay mucha ansiedad y cansancio, pero lamentablemente vamos a tardar mucho tiempo para volver a la vida normal”.
Respecto a las críticas por las medidas preventivas para limitar la propagación del coronavirus, indicó: “Nosotros no estamos restringiendo libertades, estamos preservando la salud y la vida de la gente”. En ese sentido, alertó que el coronavirus Covid-19 “está muy lejos de haberse ido”.
Al respecto agregó: “La libertad no está en discusión. Lo que estamos pidiendo es preservar la vida en esta pandemia y para eso hay que entender que la idea de unidad es entender que con nuestras diferencias todos tenemos que tirar para el mismo lado”.
El tema de la libertad es recurrente en las palabras del presidente de la nación, ya que está siendo utilizada por la oposición que lidera Mauricio Macri quien sostiene que con las restricciones en la Argentina, debido a la pandemia, se están “violando las libertades individuales”.
“Para estar libres, primero hay que estar vivos”, sostiene, una y otra vez, el presidente. También insiste en que los problemas no surgen de la cuarentena sino de la pandemia.
Dice también que el coronavirus “lejos está de ser derrotado, todavía contagia y se lleva la vida de muchos argentinos”.
En este marco, afirmó que “si nos detuviéramos a mirar las bolsas del mundo con el mismo empeño que miramos las listas de muertos, podremos ver cómo el virus ha matado a la economía”
En otro orden de cosas y al hablar ante el diario británico Financial Times, sostuvo: “Si yo quisiera expropiar compañías no empezaría por las que están en quiebra”, dijo para ahuyentar “fantasmas” sobre una posible nacionalización de varias empresas.
En cuanto a la deuda externa señaló: ““No vinimos a pelear con los acreedores, vinimos a arreglar un problema que nosotros no creamos, no queremos estafar a nadie”, precisó.
Finalmente expresó que no cree en los planes económicos sino en las metas que, como gobierno, se pueda fijar y concretar.
Por su parte el ministro de Economía, Martín Guzmán afirmó: “Es imposible que nos podamos mover de la última oferta” y continuó “Los acreedores piden que se ajuste a los jubilados y eso, no lo vamos a hacer”.
Con respecto a rumores sobre cambios de gabinete en el gobierno de Alberto Fernández, desde la Casa Rosada señalan que si bien hay algunos roces internos, la sangre no llegará al río y explican: “Se trata de un contexto atípico, llevamos siete meses de gestión con cuatro con pandemia. Es difícil hacer un balance cuando se trabaja sobre tanta urgencia e imprevistos”, justifican.
Sergio Berni afirmó ante algunas críticas del gobierno nacional: “Voy a renunciar cuando el gobernador me lo pida”. El ministro de Seguridad bonaerense se refirió a su disputa con sectores del oficialismo y aseguró que se trata de “operaciones mediáticas”.
De todos modos el gobierno, más allá del coronavirus y de la negociación por la deuda externa intenta marcar otra agenda basada en temas tales como una amplísima moratoria impositiva, la reforma judicial, la interrupción voluntaria del embarazo, y un salario básico universal.
Mientras, la oposición muestra sus diferencias entre un “ala dura” y otra, más dialoguista. Las tensiones internas son importantes.
Esta semana salió a expresarse la ex gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal quien sostuvo la “necesidad” de que la coalición opositora, se mantenga unida. “Voy a trabajar incansablemente por la unidad.
“Hay que convivir con la diversidad. No peleemos porque sí, ya llegará el momento. Esto no se puede ni se debe romper”, afirmó la exmandataria bonaerense.
Así es. Desde el gobierno piden unidad y desde la oposición también.
Tal vez haya comenzado el momento de trabajar en consecuencia.