La oposición intentará rechazar los vetos de Milei
Forzado: el Gobierno mira al Congreso para blindar los vetos y minimizar daños

La oposición convocó a una sesión especial para rechazar los vetos de Javier Milei y tratar proyectos que incomodan al oficialismo, mientras el Gobierno busca frenar daños en el Congreso
El presidente Javier Milei enfrenta una semana decisiva en el Congreso, donde la oposición activó una jugada que amenaza con exponer la fragilidad del oficialismo y poner en debate los vetos presidenciales que incomodan a la Casa Rosada.
El viernes 15 de agosto, en una jornada no laborable, un grupo de 35 diputados de diferentes bloques sorprendió al oficialismo al presentar un pedido de sesión especial para el próximo miércoles 20 de agosto al mediodía. La nota, dirigida al presidente de la Cámara baja, Martín Menem, lleva las firmas de dirigentes de Unión por la Patria (UP), Encuentro Federal (EF), Democracia para Siempre (DpS) y la Coalición Cívica (CC), con el acompañamiento de la izquierda. Entre los firmantes se destacan los jefes de bloque Germán Martínez, Miguel Pichetto, Pablo Juliano, además de referentes como Facundo Manes, Cecilia Moreau, Margarita Stolbizer y Maximiliano Ferraro.
El temario solicitado incluye nueve puntos, con un núcleo central que golpea directamente al Ejecutivo: el rechazo a los cuatro vetos presidenciales de Milei sobre temas sensibles como la emergencia en discapacidad, el aumento de las jubilaciones, la prórroga de la moratoria previsional y la declaración de emergencia por la catástrofe en Bahía Blanca, esta última ya desechada por el Senado.
La estrategia opositora no se limita a los vetos. También pretende habilitar la puesta en marcha de la Comisión Investigadora sobre la presunta criptoestafa $Libra, una iniciativa que obtuvo dictamen la semana pasada y que se transformó en uno de los principales dolores de cabeza del oficialismo en el Congreso.
A esto se suman proyectos de alto interés para los gobernadores, que ya cuentan con media sanción del Senado: la modificación en la distribución de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y los cambios en el Impuesto a los Combustibles Líquidos. Con estos puntos, las provincias presionan para mejorar el financiamiento frente a la asfixia fiscal que denuncian desde hace meses.
El pedido de sesión contempla además un nuevo emplazamiento a las comisiones para debatir tres proyectos vinculados al huso horario, entre ellos la propuesta del radical Julio Cobos de establecer el UTC-4 durante el invierno. También se incluyó el tratamiento de una reforma al Régimen Penal Tributario, impulsada por el diputado cordobés Oscar Agost Carreño, que actualiza los montos de las penas por evasión fiscal.
El clima en el Congreso anticipa una sesión para “alquilar balcones”, siempre y cuando la oposición logre reunir el quórum necesario. Con los bloques que convocaron, la suma supera los 136 diputados, número suficiente para abrir el debate. Sin embargo, como reconocen en todos los espacios, “las matemáticas no siempre son tan confiables en Diputados”.
El oficialismo sabe que no cuenta con los números para frenar por completo la avanzada, por eso la estrategia apunta a minimizar daños. En los pasillos de la Casa Rosada reconocen que blindar los vetos será difícil y que la presión de las provincias puede abrir grietas aún mayores en la relación con aliados circunstanciales, como algunos sectores del radicalismo.
La sorpresa de la convocatoria y la amplitud de bloques que la respaldan marcan una señal clara: la oposición decidió no esperar y quiere instalar en el recinto una agenda que hasta ahora el Gobierno buscaba dilatar. Contra todos los pronósticos, los vetos serán discutidos esta semana y el desenlace podría debilitar aún más la posición de Milei en el Congreso.
En este escenario, el oficialismo se aferra a la posibilidad de que algunas ausencias o quiebres reduzcan el poder opositor en el recinto. Pero la jugada también expone que, pese a los intentos de disciplinar la Cámara baja, el Gobierno depende de negociaciones frágiles para sostener su estrategia de confrontación.
El título que sobrevuela la política se impone en los hechos: el Gobierno, forzado, mira al Congreso no ya como terreno de construcción de consensos, sino como el ámbito donde intenta blindar sus vetos y evitar que la oposición los transforme en derrotas políticas con alto costo institucional.