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Durante el macrismo también se espiaba a la Iglesia

Un dirigente de Cambiemos que recientemente dio positivo por coronavirus y disparó la alerta sanitaria en la política aparece comprometido en otro frente del expediente ligado a la vertiente clerical del espionaje: el diputado provincial del PRO y exsubsecretario de Gobierno y Asuntos Municipales, Alex Campbell aparece en los intercambios de los espías como quien se interesa en el espionaje perpetrado al obispo Jorge Lugones para conocer el contenido de sus conversaciones.

El actual legislador provincial se había mostrado inquieto apenas estalló el caso. Lugones –cercano al papa Francisco- asistió por videoconferencia a la explicación del juez respecto a las pruebas halladas que incluían escuchas de sus llamados, rastreo financiero y de cuentas bancarias y el monitoreo sobre sus vínculos con organizaciones sociales. Nunca hubo diálogos con Jorge Bergoglio que hubiesen sido interceptados. La Iglesia ya expresó su repudio por la intromisión. Lugones estaba en el mismo combo de misiones que su hermano dirigente del PJ y que el exintendente de La Plata Pablo Bruera, su sobrino. Sobre Lugones, el interés de Campbell asomó dentro de las pruebas de la investigación. Se explica no solo por su anterior rol para la política bonaerense. Pero también apunta a que no sería tan interesante su posible rol eclesiástico ni de diálogo papal. Sino cómo interactuaba y “armaba” en el territorio.

La agenda del tribunal pareció alterarse como consecuencia de las previsiones sanitarias. Nicolás Massot y Emilio Monzó, ambos citados para hoy, tuvieron que hacerse el hisopado ante el positivo de María Eugenia Vidal que, a su vez, había sido contacto de Campbell. Massot había dado negativo, pero la recomendación médica indicaba que aguarde hasta el fin de semana para retomar actividades. Monzó negativo y con idéntico resguardo. Habrá que re agendar. Este último había almorzado con Vidal el viernes último. En el camino, Villena recibió el pedido de querella por parte del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, en una suerte de presentación institucional como damnificados por el espionaje que se corroboró en Lomas por celdas y salas de abogados “cableadas” en la cárcel de Ezeiza.

El fantasma del Covid-19 comenzó –de manera impensada- a entremezclarse con la causa por la red de espionaje ilegal de la AFI a políticos y personalidades, que se investiga en Lomas de Zamora.

Con una carraspera que lo aquejaba, el líder camionero Hugo Moyano pidió ayer al juez Federico Villena posponer la cita que tenía en el juzgado para ser notificado de las pruebas que lo tenían como uno de los “objetivos” más importantes para la producción de inteligencia clandestina de la organización.

Se definió que el lunes a las 11 concurra junto a Pablo Moyano, ambos citados como víctimas y seguros querellantes.

En paralelo, y como una investigación de otro poder del Estado, la Comisión Bicameral de Inteligencia citó para mañana a la exfuncionaria de Documentación Presidencial Susana Martinengo y al exdirector de Operaciones Especiales de AFI, Alan Ruiz. La primera fue la receptora de los espías en Casa Rosada y el segundo, señalado como el cabecilla de los grupos “Super Mario Bros” y “Grupo Pilar”, donde se agrupaban los espías para los operativos ilegales.

Villena rechazó con fundamentos la recusación de los espías Leandro Araque y Facundo Melo. Todo pasará a la Cámara Federal de La Plata que deberá sustanciar una audiencia virtual con las partes y luego pasará a decidir, para lo que quedan diez días por delante.

Por Gabriel Morini

Fuente: Ambito Financiero

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