Semana política: el pico de contagios está cerca
“El problema del coronavirus en la Argentina no está resuelto”, le dijo el presidente Alberto Fernández a los gobernadores.
Ocurre que hay 18 provincias donde el virus no está circulando comunitariamente y todas las alertas se relajan. Pero el país sigue en cuarentena hasta el 28 de junio. En gran parte de su territorio será muy liviana y controlada. En otros sitios, más restringida.
Es que el 98% de infectados de coronavirus están concentrados en la ciudad de Buenos Aires, en el Gran Buenos Aires y en el Chaco. El resto del territorio, con muy pocos casos, ha ingresado en la denominada “nueva normalidad” sin aislamiento, pero manteniendo las normas de distanciamiento y de higiene.
El gran problema es que en los pocos lugares donde viven el 98% de los infectados, habitan alrededor de 15 millones de personas, o sea, la tercera parte de la población del país.
Además, geográficamente es el lugar donde están las grandes industrias, fábricas y comercios.
Allí se arrumban, como dijimos, 15 millones de personas y las condiciones de vida suelen ser muy malas, casi inviables e insalubres. Mucho más en medio de una pandemia como las que nos toca.
Los argentinos alguna vez deberán corregir esta alta concentración en la región denominada AMBA. Esta acumulación se genera por la llegada de inmigración interna y externa que ven en esta zona, una posibilidad de trabajo para asegurar la supervivencia.
Por eso, el aislamiento es la única respuesta que hay contra el Covid-19. Por eso, allí la cuarentena se flexibiliza, pero poco. Por eso hay muchas personas que desde hace más de ochenta días, están encerradas.
Entre los que gobiernan hay consenso que así debe seguir este proceso. Hay opositores, que no tienen responsabilidades ejecutivas que sostienen lo contrario. Sin embargo, intendentes y gobernadores, ven claramente que el pico de contagios en sus localidades sigue subiendo y que no hay mejor modo para detenerlo que pidiéndole a la gente que se quede en su casa.
Mientras tanto, el Estado debe ayudar. Y lo está haciendo, pero suele llegar tarde y a veces su contribución, igual no es suficiente. Además, su colaboración tiene un límite.
Estamos en la peor fase, no en la Argentina donde hay provincias cuyas familias volvieron a juntarse y tanto el trabajo como la recreación están permitidos, pero en el AMBA se espera que el pico llegue en los próximos días. Muchos infectólogos hablan del 20 de junio como fecha clave.
Y, como si con esta terrible crisis no fuese suficiente, Brasil, nuestro vecino, nuestro principal socio comercial, está a punto de colapsar, tanto económica como sanitariamente. Se calculan que allí los muertos ascenderán a 100 mil, un número horrendo.
Argentina tiene una frontera muy grande con el reinado de Bolsonaro. Todos los días ingresan a nuestro país, 500 camiones brasileños con mercadería. Esto sigue ocurriendo y se convierte en una bomba de tiempo.
Además hay lugares, como la provincia de Misiones, donde luego de la bajante de un río se accede desde Brasil, caminando y en muchos casos sin control alguno. Un tema para estar alerta.
Pero no todo es pandemia. El gobierno intenta mostrar que la Argentina está en movimiento.
El presidente visitó en estos días dos empresas que fabrican autos y, esta semana, una destilería. La idea es generar acción para contrastar la inactividad que provoca la cuarentena en algunos sectores.
Por tercera semana consecutiva Alberto Fernández, también se toma un respiro para viajar al interior del país. Son seis, las provincias visitadas por el mandatario desde que comenzó la crisis sanitaria en la Argentina.
El gobierno nacional se desdobla en una estrategia de focalización para atravesar el pico de circulación del virus en la zona del AMBA mientras muestra una agenda de reactivación económica en el resto del país.
En una apuesta hacia una etapa post pandemia, el presidente marca una agenda plena de actividades vinculadas con el mundo de la producción. La reforma impositiva se plantea como una herramienta de financiamiento genuino para cuando baje la virulencia del virus y se empiecen a sentir las consecuencias de un escenario económico arrasado.
La oposición sigue semi paralizada: Ni Mauricio Macri, ni María Eugenia Vidal, ni Marcos Peña, tampoco Rogelio Frigerio, Emilio Monzó o Patricia Bullrich, por dar unos pocos nombres, tuvieron tiempo para procesar la derrota electoral. Cuando volvían de un tiempo de descanso y de un prudencial silencio, se vino la pandemia.
Otra vez el protagonismo cayó sobre Horacio Rodríguez Larreta, único actor de Juntos por el Cambio, con ambiciones presidenciales futuras y concretas.
En el oficialismo, el ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires, no disimula que trabaja para llegar “muy alto”. Militar y estratega, Sergio Berni mira mucho más allá del presente. Está convencido de que habrá lugar para él en la política argentina.
En secreto, le habla a los suyos y les transmite que el proyecto presidencial de Alberto Fernández va a fracasar. En una entrevista televisiva no ocultó su intención de ser presidente y se mostró esperanzado de que eso ocurra en 2023.
El ministro de Axel Kicillof considera que la salida es por derecha, pero como Mauricio Macri fracasó estrepitosamente, cree que ahora es su turno.
Quizás por eso mantiene contacto asiduo con Patricia Bullrich. Se sabe además, que la ex ministra lo elogia en sus charlas cada vez que puede.
Pero claro, en el actual contexto, todo esto es “politiquería”. Difícil predecir algo luego del derrumbe económico y social que dejará la pandemia, en la Argentina y en el mundo.
Fuente: Territorio Político