7 días de política: Una semana “tomada”
El gobierno del presidente Alberto Fernández está cerca de cumplir un año de gestión. Se presiente cierta tensión entre el mandatario y su vicepresidenta.
Cristina Fernández de Kirchner le hizo conocer su disconformidad con algunas cuestiones: primero fue en una reunión privada. Allí, la viuda de Kirchner cuestionó al presidente del Banco Central, Miguel Pesce. “Hay que echarlo”, dijo, lo que provocó un distanciamiento con Alberto.
En la conversación, la vicepresidenta nombró, uno a uno, los ministros que pretende que salgan del gobierno.
Además, fue punzante: dijo que el Gabinete no funciona y que el Gobierno carece de iniciativa. Alberto la frenó en seco y le pidió que no se metiera en la gestión y menos en la economía expresándole: “De economía, no sabes”.
Ese malestar quedó expuesto cuando Cristina dio a conocer una carta pública que le escribió al presidente donde dice entre otras cosas que “hay funcionarios que no funcionan” y convocó a un gran acuerdo nacional con la oposición para sacar al país adelante.
Fueron varios los que sugirieron que Cristina, al hacer pública la misiva, deslindó responsabilidades y se distanció de la Casa Rosada.
Miembros de la Confederación General del Trabajo fueron muy duros con la vicepresidenta: “Hace lo que hizo siempre: borrarse en las malas”, afirmaron.
La Casa Rosada interpretó la cuestión como un ataque directo y desestabilizante, pero nada dijo.
“La vicepresidenta de la Nación ha generado un clima de crisis dentro del Gobierno. Los chinos dicen que las crisis son oportunidades, ojalá que la crisis sirva para salir adelante. Hay un panorama de incertidumbre muy grande”, se leyó en un diario.
Analistas dijeron: “La carta generó un gran sobresalto porque ratificó la hipótesis de que Cristina solo puede usar la primera persona del singular. La carta es un mazazo a la gestión técnica de Alberto Fernández; nadie en el ejercicio del poder escribe que hay ‘funcionarios que no funcionan’.
Pero el tema de la semana pasó fundamentalmente por la toma de tierras. Hubo dos movimientos de ese tipo, uno se generó en la localidad de Guernica en la provincia de Buenos Aires y el otro en la provincia de Entre Ríos producto de una disputa familiar de la familia Etchevere.
Se trató de un conflicto entre Luis Miguel Etchevehere, el expresidente de la Sociedad Rural y exministro de Agricultura de la gestión de Mauricio Macri, y a su hermana Dolores.
En medio de tales eventos, la Iglesia Argentina afirmó que “no avala” las tomas de tierras que se vienen produciendo en varios lugares el país” y señaló que “son ocasión de violencia y agitación social, muchas veces incentivadas”, a la vez que sostuvo que si bien hay una necesidad de vivienda en muchas familias “nada justifica la intrusión y la violencia a costa de la vida y de los derechos de los demás”.
El presidente Alberto Fernández dijo: “Nunca olviden que estamos en un estado de derecho y que eso es primordial”. Le pidió a las fuerzas de seguridad “preservar el derecho de todos los ciudadanos, incluso de quienes los violan, porque somos el Estado, tenemos otra dignidad, otra ética y otra moral, nunca lo olvidemos”, señaló.
El primer mandatario se manejó con mucha prudencia y cordura. Fernández sostuvo que “nadie promueve la toma de tierras” y dijo que se trata de “un conflicto social, no penal, y hay que resolverlo así”.
No se trata de ir con topadoras ni enorgullecerse de tirar abajo casillas. Hay mucha gente que está necesitando” tierras, afirmó.
El conflicto en provincia de Buenos Aires, que comenzó en julio, logró subsanarse con el uso de la fuerza pública, pero sin violencia extrema y las familias que ocupaban el predio fueron relocalizadas.
A 400 km. de allí, en la provincia de Entre Ríos la hermana de un ex funcionario de Mauricio Macri, Dolores Etchevere se atrincheró en una vivienda familiar, junto a otros cuarenta intrusos.
La jueza de segunda instancia ordenó la inmediata restitución del campo Casa Nueva y las fuerzas policiales lograron desalojar a los intrusos.
“Estoy enojada con Macri, me faltó el respeto”, dijo la ex aliada del ex presidente de la nación, Elisa Carrió, quien al ser consultada sobre las posibilidades de un nuevo mandato dijo: “Macri ya fue”.
La líder de la Coalición Cívica también afirmó: “Cristina ha vaciado de poder a Alberto Fernández”. “No soy amiga de Fernández, pero es mi Presidente, lo votó la ciudadanía. Y hay que fortalecerlo, Cristina quiere voltear a Fernández”. Finalizó.
Luego de esas definiciones, el diputado nacional y presidente de la Unión Cívica Radical, Alfredo Cornejo, recogió el guante y fue categórico: “No podemos tirar a un expresidente por la ventana”.
“Yo creo que no estamos en condiciones en Juntos por el Cambio de tirar por la ventana a nadie y mucho menos a un expresidente”, explicó.
Y sumó: “Sí creo que tampoco estamos en condiciones de tener un liderazgo único, estamos encaminándonos a un liderazgo mucho más consensuado con varias figuras”.
Todo esto ocurre mientras la pandemia del coronavirus avanza. Argentina llegó a los 30.000 muertos y el gobierno maneja proyecciones que asustan: con la tasa de mortalidad por habitante alta en varias provincias y la temporada de verano por delante, en Salud sacan cuentas con un promedio diario de 250 fallecidos para los próximos tres meses.
En cuanto a la economía, el ex presidente del Banco Central, Martín Redrado, aportó su visión del escenario más probable para lo que resta de este año y el 2021. Si bien consideró que el actual riesgo cambiario puede traducirse en más riesgo inflacionario para el año que viene, descartó que los salarios y los precios puedan espiralizarse para ir hacia una hiperinflación: “No veo un escenario de hiperinflación”, dijo.