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7 días de política: entre el aborto y la economía

El tema de la última semana fue el de la interrupción legal y gratuita del embarazo. Los diputados ya aprobaron la ley enviada por el Ejecutivo y, ahora el Senado, antes que termine este mes se propone a tratar en el recinto la polémica norma.

Es impredecible lo que allí puede suceder y sólo conoceremos el final de las deliberaciones junto a la votación, en la última semana del año.

El conteo parcial, hecho en base a declaraciones realizadas por los actuales senadores, en algún momento, estaría arrojando un voto más por la negativa. Esto es si cada uno sigue manteniendo la postura que ha explicitado en otros tiempos.

Pero también es cierto que habrá que ver si todos los senadores asisten a la sesión y destacar que hay cuatro que aún no se han definido y no lo harán hasta el momento de votar. Estas decisiones pueden volcar la votación para un lado o para el otro.

Los legisladores se sienten muy presionados. Hay algunos jóvenes que tienen una vida moderna y pragmática, pero que responden a provincias ultraconservadoras y muy católicas. Sienten que si votan a favor del aborto, sus carreras políticas terminarán inmediatamente ya que sus tierras de origen, sus comprovincianos, nunca los perdonarán. La presión es inmensa.

Puede haber empate. En ese caso define la presidenta de la Cámara y vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.

Como en una película de misterio, todo se resolverá en los últimos minutos de votación. Imposible adelantar el final.

El otro de los temas de la semana es si finalmente llega la vacuna contra el coronavirus, cuál de ellas llega, cuándo, si sirve y cómo se aplicará.

Es que la Pandemia marcó un ciclo para los argentinos y para el mundo, difícil, triste y complejo.

Después de un año para el olvido, de a poco, la construcción, algunos sectores de la industria y la producción de alimentos empiezan a funcionar.

Los más complicados son el comercio, la gastronomía y el turismo.  De no haber una segunda ola de coronavirus y que la vacuna no alcance a superarla, la Argentina podría volver a crecer en el 2021 después de tres años de recesión.

Tras comenzar el año en medio del peor escenario posible -una economía en recesión y una pandemia- el país lo cierra con una exitosa reestructuración de la deuda con privados y con una leve reactivación de la economía.

El presidente, Alberto Fernández asumió, hace un año, en una situación nunca deseada. Se combinaba el peor de los escenarios: una economía en recesión que creció y el coronavirus.

El gobierno dedicó sus primeros tiempos en fortalecer el sistema sanitario y asistió económicamente a la mayor parte de la población.

Además, y como si esto fuera poco, el gobierno de Mauricio Macri nos había dejado en un default técnico que nos impedía toda posibilidad de endeudarnos.

Frente a este cuadro de situación, el nuevo gobierno que juró el 10 de diciembre de 2019 no tuvo otra alternativa que recurrir a la emisión monetaria para financiar estos programas sociales y en resguardo del empleo y la producción.

La ayuda del Estado a paliar la crisis por la pandemia de coronavirus y pagar los sueldos alcanzó a pymes y también a grandes empresas, muchas de las cuales suelen depositar sus ganancias en el exterior en épocas de bonanza.

Pero no todos comprendieron la situación. El sector empresario reiteró sus reclamos de que se baje el gasto público, pese a que más del 50 por ciento corresponde al gasto social (jubilaciones y asignaciones) y no ocultó su disconformidad por el Aporte Extraordinario a las grandes fortunas.

El propio ministro de Economía, Martín Guzmán, dejó en claro que el Gobierno no está en condiciones de reducir los ingresos fiscales, ante la consulta en tal sentido formulada por Paolo Rocca, CEO del grupo empresario.

Guzmán, que obtuvo un importante éxito al reestructurar la deuda con tenedores de bonos privados se encuentra en plena tarea para renegociar la deuda de US$ 44.000 que contrajo el gobierno de Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional.

En este contexto, tras la fenomenal caída registrada en el nivel de actividad durante el segundo trimestre del año, a fines de septiembre -con la flexibilización de las medidas de aislamiento- la economía empezó a mostrar signos de recuperación, aunque en forma heterogénea.

El año finaliza. La Navidad está a la vuelta de la esquina. Deseamos fervientemente un país en paz, con crecimiento, justicia social y habitantes sin temores de que un invisible fantasma enferme y termine con la vida de muchos compatriotas.

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